Capitulo 4

Por fin he terminado el capitulo 4. Es muy largo, lo dejo claro antes de que comenceis a leer. No hos asusteis, es algo más largo que los otros capitulos pero creo que vale la pena. Bueno, y antes de comenzar me gustaria felicitar a Fiore que hace poco hizo añitos. Felicidades Fiore!!! Bueno ahora si que me callo y os dejo el capi.

Capitulo 4: Feliz navidad Santa

Me hacía mucha ilusión que Lena viniera a comer con nosotros. Mi familia era muy aburrida y en casi todas las nochebuenas acababa muerta de aburrimiento. La verdad es que la única tía con la que podía hablar era con Raquel. Ella era la más moderna y enrollada. En cambio las otras eran de todo menos enrolladas. Y respecto a mis primos… bueno que queréis que os diga, eran todos unos mocosos pesados y de lo único de lo que sabían hablar era de gormitis y de barbies. Pero con Lena todo eso iba a cambiar. Ahora no tendría que aguantar la pesada charla de la tía Hortensia respecto a sus morenas, ahora tendría mi propia conversación con mi mejor amiga que de seguro sería más interesante.

Todo estaba preparado, la comida, los adornos… Todo estaba listo para la estampida familiar. Suerte que estaba Lena para animarme, y para aguantarlo conmigo.

También tenía ganas de presentarle a Erik. La verdad es que solo quería un tema nuevo de conversación pero…

Añoraba su sonrisa, sus rasgos  tremendamente asimétricos, su inquietante pero adorable mirada, y como su cabello caía rebelde sobre sus hombros. Lo añoraba y mucho. Me incomodaba que alguien como Erik causara en mí tantas emociones.

Al menos, me consolaba esperando que con Lena las cosas tuvieran más sentido, o al menos que ella me lo diera. Ella era una persona práctica y ordenada, encontraba explicaciones para todo. Era una persona que tenía los pies en el suelo, ella es la que hacía que no estuviera en la luna siempre. Éramos como el ying y el yang. Ella era organizada y yo era totalmente despistada. Ella era práctica y yo era… soñadora.  Era en gran parte por eso que era mi mejor amiga.  Nos conocíamos desde la guardería, siempre habíamos sido muy amigas, éramos ella y yo. La verdad es que ella siempre había estado rodeada de amigas era muy popular, tenía un don, atraía a todas las personas que conocía. Era lista, guapa y además muy divertida. En cambio yo era desordenada, no fea pero tampoco guapa, y muy tímida. No hacía muchos amigos, por eso siempre iba con ella. En realidad no había sido yo la que me había acercado a ella, era Lena la que había hecho migas conmigo. No había hablado nunca pero me eligió… Todavía hoy me lo pregunto.¿ Cómo puede alguien como ella ser amiga de alguien como yo?

Bueno el caso es que estábamos muy estresados teníamos que limpiar todos y cada uno de los rincones de la casa. Mi madre acababa hasta los cuernos de la porquería, nos gritaba, nos reñía por nada… Estaba muy cansada, y aunque ayudásemos mama siempre lo acababa haciendo todo. Papa estaba en la época más difícil en el trabajo, la empresa tenía mucho trabajo y a veces casi no llegaba a casa hasta las 3:00 de la mañana. Sarah y yo aunque estábamos de vacaciones tampoco podíamos ayudar mucho. Ella porque quedaba con su "novio" y yo porque me pasaba las horas hablando con Lena por teléfono. Yo quería ayudar pero cuando lo hacia mi madre lo quitaba y empezaba de nuevo. Estaba harta, así que deje de ayudar. Además era agotador, no entendía como mi madre lo aguantaba.

Por fin llego el día, habíamos trabajado día y noche pero por fin había dado sus frutos. La casa estaba impecable y todo relucía, de nada servía ya recoger. La comida estaba casi lista, o sea solo teníamos que prepararnos.

Mi armario no era muy… cool que digamos. Solo tenía un par de vestidos, muchos pantalones, camisetas, y alguna que otra falda. Como tenía que ponerme guapa decidí ponerme guapa por si las moscas.

Rebusque un buen rato hasta que al final me decidí por un vestido negro con volandas, y un lazo en la cintura. Era muy bonito, ya no recordaba porque lo había escondido en el fondo, en realidad brillaba con su propia fuerza. Me puse una medias y unos zapatos de charol. Ya, pensareis, que cutre, pero mis padres les gustaba cuando me vestía de niña buena. Me hice una cola de caballo y me pinte un poco los ojos y los labios. Al final, me mire al espejo… Y estaba guapa, me veía guapa con el maravilloso vestido y la cara maquillada. Hasta me parecía a Lena.

El ruido del timbre sonó inmediatamente que saliera del baño. Deseando que fuera Lena, fui a abrir.

Puuufff. Eran mi tía Margaret y mi tío Esteban. Decepcionada cerré la puerta de la habitación y cogí el libro que me estaba leyendo. Se oían las voces de mis tíos saludando a mis padres, y hablando de lo guapa que estaba yo, pero por supuesto yo ya estaba a quilómetros luz de esa conversación.

Estaba en un mundo lleno de magia y fantasía, me estaba leyendo el famoso Mago de Oz. Mi madre me lo había prestado así que como favor empecé a leérmelo, al final acabo gustándome pero claro… después de mucho tiempo.

Dorothy me parecía un gran personaje, sobre todo porque aunque se cruzara con pobres personajes amargados por manca de cerebro, corazón y o por coraje. 

Estuvo leyendo un rato más pero al final acabe aburriéndolo. Ya hacia un buen rato que no llamaban a la puerta así que decidí dar una vuelta. Tenía que aclarar algunas cosillas.

Salí de la habitación casi corriendo, tenía ganas de que me tocara el aire.  Iba demasiada formal pero no me importo.

Mis estúpidos zapatos me estaban molestando, así que justo después de cerrar la puerta me los quite. Fue un alivio inmenso.

Estuve andando un buen rato. La gente que pasaba (que era mucha viendo la hora que era) me miraba atónita pero yo no les hacía caso. Me daba igual parecer la loca del barrio,  con el vestido negro y los zapatos en la mano.

La sensación de ser libre la tuve presente todo el viaje. La vida me estaba sonriendo otra vez. Mi mejor amiga cenaría conmigo, el chico que me gustaba ya me había tirado los tejos… Me sentía en paz conmigo misma. Libre de cualquier obligación, ley… Con zapatos en mano, corrí, corrí dejándome libre de mis cadenas con la sociedad. De pronto, pequeños puntos de agua me salpicaron la cara. Estaba empezando a llover. Abrí la boca. Gotas diminutas entraron con gran avidez. Eran saladas. Contenta, empecé a bailar. Dando vueltas por el asfalto de la carretera, sin zapatos, y lloviendo. Era ya de noche pero no me importaba. Daba vuelta con la boca abierta sin parar. No sé qué me paso pero tuve un subidón de adrenalina, supongo. Tenía ganas de hacer locuras. Me deshice la cola de caballo. Me despeine y con los brazos en alto grite:

-          SOY LIBRE

Después de eso, recupere mi integridad y cese. Todavía sentía la adrenalina corriendo por mis venas.  Fue una agradable sensación, efímera pero muy agradable.

Cuando me di cuenta de la hora que era, salí corriendo hacia casa. La gotas de agua, se habían hecho cada vez más grandes. Y cuando chocaban con mis mejillas parecían agujas, que se clavaban en mi piel irritándome cada vez más. 

Cuando llegue a casa mi madre casi se desmaya:

-          Annaaaaaa!!!!¿Pero qué has hecho con tu vestido?¿ Dónde has estado?¿ Pero qué has estado haciendo? Lávate enseguida rápido antes de que lleguen los abuelos.

Entonces me fije. Ya  habían llegado casi todos mis tíos. Y solo faltaban los abuelos y Lena. Me di prisa a ducharme y vestirme de nuevo. Me puse un vestido rojo pasión. Era bonito también pero me gustaba mucho más el negro. Cuando salí, llamaron a la puerta. Cruce los dedos para que fuera Lena.

Así era, Lena estaba junto a sus padres. Ellos no se iban a quedar pero la habían traído.

Llevaba un precioso vestido azul cobalto, el cabello ondulado y bailarinas. Estaba deslumbrante. Me dio un poco de envidia. Seguro que si se la presentaba a Erik, él le gustaría y dejaría de hacerme caso.

Cuando terminamos de cenar, le explique a Lena quien era Erik, y porque me pasaba horas hablando de  él. Ella me pidió que se lo presentara pero yo no estaba muy convencida. Era mi Erik, no quería que me lo quitaran.

Pero la inocencia en sus ojos, consiguió que abriera la ventana. Él estaba en su habitación cuando nos vio. Parecía sorprendido de que no estuviera sola.

La expresión de su rostro hizo que sonriera.

-          Hola, Anna… y…- dejo la frase en el aire.

-          Lena- oí que decían detrás de mí.

-          Aja, Erik, te presento a Lena, mi mejor amiga.- susurre  yo deseando no tener que repetirlo.

-          Encantado - dijo mientras hacia una pequeña reverencia.

Lena soltó una carcajada. La envidia empezaba dejarse ver, y lo peor era que no sabía porque sentía todo eso. Mi interior era un remolino de emociones que deseaban salir a la luz, pero el túnel era demasiado largo y oscuro.

-          Hace un poco de frio, no Lena? Sera mejor que cierre.- le dije yo deseando que aceptara.

-          Ay Anna no seas tan quejica, déjame conocerlo un poco más.

-          Lena, cierra la ventana ahora, tengo frio!!- exclame crispada.

Estaba sorprendida por lo que había hecho. Me había enfadado con ella por un chico. Agarre el marco del cristal y lo cerré, dando por terminada la conversación con Erik.

-          Anna pero a ti que te pasa?!!! - me soltó Lena disgustada-solo quería hablar con él, no me lo estaba ligando ni nada parecido. ¿Por qué te has mosqueado de esa manera?

Ahora estaba perpleja, como podía creer Lena que lo había hecho por eso. Simplemente lo había hecho por…¿Podía ser que estuviera celosa? ¿Por qué?

-          Yo solo tenía frio, y cuando te digo que cierres la ventana… Hazlo- me excuse yo aunque no parecía muy convincente.

-          Anna…- murmuro Lena- siéntate.

Me dijo mientras me señalaba su lado en la cama.

-          Anna, yo te conozco desde la guardería y se cuando tienes problemas siempre me he dado cuenta. Ahora… Anna… ¿Estas enamorada de ese chico?

Me quede sin palabras. Mi mundo se estaba balanceando y creí que empezaría a llorar ahí mismo.

-          Aja…- mi voz se quebró, mis lágrimas estaban al límite de caer.

Para mi sorpresa, me abrazo. No fue un abrazo tipo lo siento, fue un abrazo de te apoyo y hare lo que tú me digas que haga.

-          Gracias Lena, por todo lo que haces por mí.

Entonces todas las emociones afloraron y empecé a llorar como una niña. Todo eso me estaba superando. El cansancio, la adrenalina, el amor… Era demasiado para mí.

-          Shh Anna...Tranquila, no pasa nada… Es normal eres una chica de solo 15 años.

Un sonido brusco hizo que regresáramos a la realidad. Un grito y algunos golpes hicieron que me levantara y saliera de la habitación todavía con  lágrimas en los ojos.

Mi madre estaba  con el teléfono en la mano, y mi padre llevaba a mi abuela en brazos.

-          Mama, mama que está pasando????!!!!-grite yo asustada.

-          Anna-estaba sollozando- la abuela ha tenido un bajón y se ha desmayado. Voy a llamar a la ambulancia. Creo que deberías irte a dormir a casa de Lena. ¿A ti te va bien Lena? - pregunto cada vez más alarmada.

-          Claro, recogemos sus cosas y nos iremos. Venga Anna.

Todo eso me parecía un sueño. Mi abuela, Erik, Lena…  Era demasiado irreal para mí. Todavía tenía los ojos empañados por las lágrimas cuando Lena me acompaño o me empujo hasta mi habitación. Recogí mis cosas como un robot y salí.

Fuera hacia mucho frio. Me estaba helando y no se me había ocurrido ponerme una chaqueta. Lena me estaba cogiendo los brazos como si me fuera a caer allí mismo. Todo eso hizo que me sintiera peor y me entraron ganas de llorar otra vez. Pero me guarde las lágrimas. Todavía no creía que mi abuela estuviera en el hospital. En noche buena. Y como si fuera lo más importante del mundo dije:

-          Feliz navidad, Lena.